En Colombia el asesinato de líderes es una problemática en aumento, frena procesos sociales y amenaza con silenciar justas causas, la situación es tan preocupante que de acuerdo al portal Pacifista “cada cuatro días matan un líder social en el país”. El estado no tiene la capacidad de respuesta ante la alta demanda de seguridad que se presenta y en algunos casos la Unidad Nacional de Protección no genera las garantías dado el bajo nivel de confianza en la fuerza estatal.
De acuerdo al informe que en febrero presentará la Comisión Colombiana de Juristas, en el 43% de los casos de asesinatos a líderes ocurridos después de la firma del Acuerdo de Paz, no se ha logrado identificar a los victimarios, dejando grandes interrogantes sobre las intenciones de quienes silencian la vida de los voceros de comunidades enteras.
Frente a esta realidad estamos convencidos que la defensa de la vida es una tarea que debe iniciar desde nosotros, es necesario avanzar en el desarrollo de estrategias de autoprotección que respondan a las realidades de nuestro entorno. Por eso en Caquetá, Meta y Norte de Santander a la fecha, los lideres sociales nos formamos en capacidades individuales y colectivas que nos permitan cuidarnos conjuntamente.
Desde el conocimiento que tenemos del territorio, a través de reglas básicas preventivas, activando mesas propias para analizar situaciones de crisis, haciendo funcionales nuestros círculos de protección, apoyándonos en organizaciones, instituciones y medios de comunicación aliados, así solo desde la solidaridad real y efectiva nos mantendremos en la consigna #PrimeroLaVida.